La ausencia de opciones políticas claras, respecto a cómo salir de la crisis o por lo menos intentar transitarla sin demasiadas tensiones, hace que no sea casual la aparición de falsos y oportunistas que pretenden convertirse en Mesías, cuyas críticas y promesas mágicas, han llegado a sostener la dolarización de la Economía, esto podría llevar a que un sector de la sociedad opté por estos vendedores de ilusiones adoptando una posición cuasi masoquista cercana al síndrome de Estocolmo (situación donde la víctima se enamora del victimario) Paralelamente crece la desilusión que debilita el desarrollo de la democracia. Una columna de opinión por parte de Fabio Abraham, analista político, Exsecretario de Gobierno, Exconcejal de Lomas de Zamora y dirigente del radicalismo.
El poco o nulo funcionamiento institucional de los partidos políticos populares, sobre todo la falta de debate interno que unifique los diagnósticos de la crisis y proponga proyectos posibles, determina la aparición de dirigentes que reproducen los discursos de los falsos Mesías mencionados.
Lo grave que, convencidos o por conveniencia electoral adoptan discursos cortoplacistas para satisfacer el requerimiento de las tendencias en las redes y quedan inmersos en una burbuja alejados de la realidad, como siempre, terminan haciendo negocios quienes se dedican a la especulación financiera «timba criolla» con el concebido desguarnecimiento del Estado.
Consecuencia: crecimiento de la corrupción, proporcional al de la pobreza.
En estos tiempos la influencia y obvia manipulación de algunos medios, pero sobre todo de las redes sociales (donde se mezcla la Biblia y el calefón y crece el protagonismo de los influencer con poca formación) es muy común confundir el liberalismo político con el económico.
Vale recordar un dato no menor: el asesor estrella de Donald Trump, el ultraderechista Steve Bannon que trabajo también a favor del Brexit en el Reino Unido, con Bolsonaro en Brasil y para varios candidatos de derecha en diferentes países, su trabajo era, con perfiles falsos generar tendencias en las redes y asesorar a los candidatos para que hablen de los temas por él instalados; hoy está procesado en varios de esos países.
Es muy probable, al menos desde los datos históricos que nuestro pueblo adhiera al liberalismo político, esto es la vigencia de la Constitución nacional como cúspide de la pirámide jurídica de la República, la división de poderes, en suma el estado de derecho con los derechos individuales protegidos y ampliados, la elección de representantes por el voto etc. Justamente por todo lo señalado, es lo que se consiguió por el liberalismo político.
Por otro lado, el liberalismo económico (siempre basado en la derecha) es un sistema que para poder funcionar necesita restringir derechos, cuando no eliminarlos. Ese proyecto termina por crear una sociedad dividida e injusta entre los que más tienen y los más vulnerables, estando estos últimos a merced de los otros por la brutal ausencia del Estado regulador de derechos.
Se cuela allí también el archi famoso discurso del libre mercado, al que no le preocupa la movilidad social ascendente, ni la salud y educación pública habida cuenta que su objetivo es imponer una mercantilización de la sociedad, llevando a un segundo plano la dignidad humana.
Basten entonces, algunos ejemplos que nos llevaría a preguntar:
¿Por qué cuesta lo mismo una docena de huevos, un litro de leche, un Kilo de Carne, un litro de nafta en Argentina que en EEUU y el sueldo mínimo en nuestro país es de 300 U$D más cargas sociales 450 U$D y en EEUU un sueldo mínimo es de 1200 U$D más cargas sociales.
¿Cómo no vamos a tener más de 50% de pobreza?
Es obvio entonces que no podemos tener precios de EEUU y salarios de África (con respeto por esas naciones) Así, es el estado el que debe desacoplar los precios internos y externos. Aquellos defensores del liberalismo económico, como se dijo, los establecidos en la derecha más suave hasta la más dura argumentan erróneamente que nuestras democracias fracasan porque han elegido el modelo liberal populista. Se ignora adrede que la socialdemocracia está dirigiendo los destinos de países como Alemania, España, Noruega, Suecia, Portugal, Dinamarca, Finlandia etc.
En la medida en que la política no retorne a su tarea concreta que debe responder a las exigencias que plantean los angustiosos tiempos de nacionalismos fanatizados por los populismos y por la derecha siempre atenta a los beneficios de pocos, en la medida en que la política no enfrente la violencia, la corrupción generalizada, la polución y contaminación de nuestro planeta, la pobreza, habrá fracasado y se perderán los rumbos humanistas que propone la socialdemocracia, que naturalmente, está abocada trabajando para dar los pasos en esa dirección.